Cuando el arca de Dios fue regresada a Israel después de un breve cautiverio en Filistea (1 Samuel 4:1-7:2), la guardaron en la casa de Abinadab durante veinte años. David vio cuánto fue bendecido Abinadab, y quiso traer el arca a Jerusalén para que la nación entera fuera bendecida.
Pero cuando el arca era transportada en un carro nuevo, ocurrió un hecho sorprendente, porque Uza uno de los hijos de Abinadad sujetó el arca para que no se cayera, y quedó muerto instantemente. Ante este hecho, David decide no llevar el arca a Jerusalén y la hizo llevar Da-vid a casa de Obed-edom geteo (2 Samuel 6:10).
La familia de Obed-edom fue bendecida abundantemente por convertirse en morada del arca de Dios. En sólo tres meses que el arca permaneció en la casa de este levita, Dios bendijo su familia y todo lo que tenía (1 Crónicas 13:14).
A David le llevaron la noticia de que. “Jehová ha bendecido la casa de Obed-edom y todo lo que tiene, a causa del arca de Dios.” (2 Samuel 6:12). La bendición que cayó sobre la casa de Obed-edom era una señal de que Dios estaba reconciliado con su pueblo y de que su ira había cesado. Debían trasladar el arca a la capital del reino, pero siguiendo las reglas establecidas por Dios.
Es importante tener presente que sólo habrá bendición de Dios en la familia, si nuestra prioridad es convertirnos en santuario de la presencia del Señor.
Yo puedo anhelar que mis hijos sean médicos, ingenieros, arquitectos o alcancen un título universitario. Que sean deportistas o artistas profesionales para que garanticen su futuro financie-ro. Yo puedo anhelar tener una buena casa con todas las facilidades del mundo, pero mi mayor anhelo como padre y madre cristianos, mi mayor anhelo como familia cristiana debe ser, convertir mi hogar en un santuario de la presencia de Dios. DONDE DIOS SEA LA PRIORIDAD. De nada vale obtener todo en el mundo, si Dios no está presente. El Señor debe ser prioridad en mi vida, en mi familia, en mi negocio en mis finanzas.
Tan pronto supo David cómo en tres meses, Dios había bendecido y prosperado la familia de Obed-edom, se dispuso a trasladar el arca del pacto a Jerusalén. David quería la bendición de Dios para su familia y que toda la nación fuera bendecida. David eleva esta oración y le dice: “Dígnate bendecir a todos mis descendientes, y permite que siempre haya uno de ellos a tu servicio. Tú, Señor, lo has prometido, y con tu bendición será bendecida mi familia para siempre.” (2 Samuel 7:29 RVC).
Sólo habrá bendición de Dios en la familia, si nuestra prioridad es convertirnos en santuario de la presencia del Señor. Es imprescindible tener sed de la presencia de Dios.